Bendito Dios, otra vez me encuentro ante Ti con el corazón lleno de arrepentimiento, listo para recibir tu bendición. Declaro que solo Tú eres el creador del universo y que en tu inmenso amor nos diste la salvación a través de Jesucristo, Tu hijo, para tener así la vida eterna. Padre Amado, hoy acudo a Ti como parte de tu rebaño pidiendo que alejes de mí todo pensamiento impuro. Sabes Tú de la lucha constante que tienen tus hijos contra la tentación del maligno. Por eso, Padre amado, imploro para que rompas esas ataduras que el mundo me impone. Fiel soy a tu palabra, Dios mío. Sin embargo la tentación es fuerte y mi carne sigue siendo carne y por ende débil. Y el mundo, con su maldad aún me llama. No quiero regresar a él, Padre Amado. Por eso, por el poder de tu nombre, ruego para disolver toda atadura con mi pasado carnal. Padre, no permitas que caiga en tentaciones ni pecados y que estos me arrastren a mi perdición. Volver al mundo del pecado es regresar a los caminos de la perdici...