Oración por el bienestar de los ancianos (Sensible)
Querido y amadísimo Señor, me postro ante tu santa presencia con el corazón que es embargado por el amor que siento por Ti, con la gratitud de quien ha recibido demasiado, de quien ha sido fiel a tu nombre y desea que puedas escucharle.
Es mi deseo, Padre, disponerme ante Ti para que puedas oír todo aquello que tengo para decir, pues siento en mi espíritu la necesidad de contarte todo lo que hay en mi interior, la verdad de mi vida que sólo Tú serás capaz de comprender.
En el mundo, Dios bendito, veo a diario la maldad con que algunas personas se conducen por la vida, siendo muy crueles, a veces buscando el daño para las personas que les rodean, regocijándose con el sufrimiento del prójimo o causándolo ellos mismos.
Líbrame, Padre mío, de esas maldades. No permitas que mi bienestar se vea afectado por aquel deseo tan equivocado de sufrimiento. Y así como te pido por mí, santísimo Señor, quiero también que tengas en cuenta a las personas más vulnerables.
Pues no sólo los niños tienen dificultad ahora para defenderse, sino también las personas a quienes nosotros como personas jóvenes o adultas les debemos respeto. Me refiero a los ancianos, mi Dios, pues ellos son sabios y sus consejos debemos valorarlos siempre.
Pero sobre todo deberíamos tenerles mucho respeto, siempre tratarlos con la debida paciencia y comprensión, oyendo sus palabras y meditando sobre las experiencias que nos comparten, pues lo hacen para hacernos comprender que la vida a veces no es sencilla.
Quiero pedirte por su bienestar, mi Dios, por su salud y su ánimo, es decir, tanto por su cuerpo como por su alma, para que ambos puedan estar bajo la protección de tu sagrada luz, siempre al alcance del cálido fuego de tu amor.
Qué alegría han de sentir, mi Señor, si pueden percibir en la cercanía tu presencia tan magnífica, pues nada les puede dar mayor seguridad que tu divina fuerza en los momentos de dificultad, en los momentos en que todo parece no ir bien, ahí estarás Tú.
Los ancianos son personas que ya han vivido largamente, mi Señor. Ahora se encuentran en busca de reposo y tranquilidad, un lugar donde puedan encontrar calma y también compartir sus momentos con personas que puedan traerles felicidad.
En Ti aguardan, Padre celestial, en Ti han depositado todas sus esperanzas para algún día poder alcanzar tu promesa de salvación y así poder vivir eternamente contigo en tu reino hermoso e infinito.
Gracias te doy, mi Señor amado, por el momento que me permites tener contigo, comunicándome así en la intimidad, mostrándote todo lo que hay en mí pues a Ti nada puedo ocultarte, Dios mío. Perdona mis ofensas y limpia mi espíritu, Señor.
Permite que mis palabras lleguen hasta Ti, Padre todopoderoso. Siempre encomiendo mis plegarias a tu hijo, Jesucristo, nuestro señor y salvador, pues él es el único camino para llegar hasta tu santa presencia. Te alabado, mi Dios, por siempre. Amén.
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