4 Reglas de oro para conservar o reponer tu salud de la mano de Dios

La famosa frase “Ora como si todo dependiera de Dios, trabaja como si todo dependiera de ti” es clave para llevar una vida sana y equilibrada, porque aprovechas con sabiduría las oportunidades que Dios te brinda. No podemos solo orar y esperar a que las cosas caigan del cielo, así no funciona.

La disciplina es muy importante en todo, porque es necesario que la vida tenga un orden, un horario y eso sea compartido con la sociedad para que se pueda vivir en armonía.

En base a estudios científicos, naturalistas y médicos realizados; la salud se debe de trabajar en los puntos de fuerza como: el alma, las emociones, el cuerpo, el espíritu y la fe. Todos ellos trabajan en conjunto. Ahora veamos de qué manera podemos mejorar nuestra salud con estas cuatro maravillosas disciplinas:

1. Atento a todo lo que comes

La vida agitada que llevamos nos ha hecho olvidar que no solo tenemos que comer para que nuestro estómago deje de fastidiar. Ya cuando el médico nos receta una “dieta estricta” para restablecer nuestra salud, lo vemos como un castigo, pero en realidad debe de hacerse un hábito, porque cantidad no es lo mismo que calidad.

Detenernos a pensar también si tenemos algún vicio que nos perjudica, reemplazarlo poco a poco por una alimentación que pueda adecuarse a tu ritmo de vida, pero que esté basada en elementos que te aporten energía verdadera y no que te absorban la poca que te queda para que termines acabado y te sientas débil para empezar un nuevo día.

Y cuando decimos poco a poco, no es para que cambies de manera radical tu hábito ¡Calma, porque el cuerpo se puede asustar, utilizar las reservas saludables y enfermarte! Hazlo agregando en pocas cantidades lo que realmente tu cuerpo necesita, vas aumentando progresivamente hasta que cambie por completo. Todo esto debes acompañarlo con constancia y si por momentos sientes que no puedes, ¡pídele al Señor voluntad! ¡Porque si para Dios no hay nada imposible!

2. La naturaleza ha sido creada para curarte

Todo lo que Dios ha creado, es bueno y sagrado ¡Lo ha creado para ti! Y la ciencia estudia esa espectacular creación, su composición, sus beneficios y su conservación. Te invitamos a que saques provecho a esta naturaleza practicando la medicina natural.

Los medicamentos son importantes, pero en la dependencia, pueden surgir algunas consecuencias donde el cuerpo se vea afectado. Con esto no te decimos que rechaces la medicina tradicional, sino que la acompañes de la naturaleza, para que el exceso de los compuestos químicos creados por el hombre no altere tu sistema.

Además, puede darte un tiempo para mirar a tu alrededor y contemplar los bellos detalles de la creación de Dios, notarás una sublime conexión contigo.

3. ¡Descansa y haz ejercicio!

Algo que debes recordar hoy y siempre es que el sueño jamás se recupera. Y si durante el día, mientras estás trabajando tus ojos se cierran y luego cabeceas bruscamente, ¡Atento! Es una señal de que necesitas urgente un descanso.

Si tu buena alimentación no es acompañada por las horas adecuadas de sueño y descanso, no estás equilibrando correctamente tu salud. Tu cuerpo está perfectamente diseñado para cumplir sus funciones con un horario específico.

Si tu ajetreada vida no le da espacio adecuado al descanso o al ejercicio, estás perdiendo tu tiempo porque es un desencadenante de la pereza y otros vicios que pueden sumar para seguir perjudicando tu salud. Realiza algún deporte o actividad física, la que más te guste, no descuides tu fe en la oración y dedícale el tiempo a descansar en el horario correcto.

4. Consiente a tu cuerpo con baños especiales ¡libera las toxinas y ayuna de vez en cuando!

La desintoxicación mediante técnicas como el sauna, baños especiales, análisis de sangre entre otros, son conocidas y elaboradas por médicos para brindarle mayor calidad a tu salud.

Desde que sales hasta que vuelves a tu casa, tu cuerpo absorbe todos los días como esponja todo lo que le rodea: contaminación, rayos del sol, polvo, etc. ¡Bríndale ese tiempito y dale un respiro!

También la práctica del ayuno, te enseña que tú no eres dueño de ti mismo, por lo tanto, no puedes hacer lo que quieres con tu cuerpo. A través de este ejercicio, forjas un lazo íntimo con Dios, te entregas a su voluntad, descubriendo si todo lo que quieres es lo que realmente necesitas, siendo consciente de vivir en esta tierra como quisieras que fuera en su Reino de amor.

Siempre es bueno encontrar una oportunidad para cada día ser mejor. Esperamos que con estos consejos puedas recordar cuán importante eres ante los ojos de Dios y que, por ello, debes cuidar tu cuerpo, mente y espíritu.