Estas 2 experiencias pueden brindarle paz a tu corazón

No pretendemos darte la fórmula secreta para felicidad, pero sí compartirte estas dos cosas que te pueden ayudar a seguir en esa búsqueda de paz interior.

A lo largo de nuestras vidas, hemos conservado muchas experiencias que han ido marcando nuestras decisiones, nuestra forma de ser con los demás y uno mismo, para ser más directos, han ido moldeando la manera de dar y recibir amor.

  1.   Eres una creación única e irrepetible

Estas 2 experiencias pueden brindarle paz a tu corazón

Para empezar, dejemos las máscaras a un lado. Muestra lo auténtico que eres, sin importar si agradamos a todos o no. Porque al final, los únicos que permanecerán contigo serán tus verdaderos amigos y por supuesto que Dios, Él te creó, te conoce a la perfección.

No temas mostrarte como en verdad eres, pues tú no necesitas aceptación del mundo, pero sí amor y amistad verdadera. Eso lo podrás conseguir siendo fiel a todo lo que forma tu esencia.

Y esta misma, unirá lazos con las personas que en verdad te quieren y te aceptan. Elige con inteligencia, no le abras tu corazón a cualquiera, deposite su confianza en personas que demuestren su fidelidad y sus valores.

¿Cómo podrías lograrlo? Pues aprendiendo a escuchar lo que el misterio de Dios te dice, tú mismo te darás cuenta con claridad. Si tú eres sincero, los amigos sinceros llegarán a ti.

  1.   Compromiso fraterno

Estas 2 experiencias pueden brindarle paz a tu corazón

Hemos sido creados también, para el encuentro con nuestros hermanos del alma. Pues la imagen y semejanza a Cristo nos relaciona con la capacidad de razonar y de poder amar sin peros que valga. Porque el amor conlleva a la felicidad y la tranquilidad de que lo das todo por Cristo y los demás. La manera en cómo te involucras con las personas, dará frutos nuevos, ya sean de las mismas personas, como en muchas bendiciones.

¿Te animas a amar y ser amado? No temas en darlo todo por el amor ¡Siempre ganarás! Podrás dormir con la conciencia tranquila de saber que estás viviendo realmente. Entrégale al Señor los deseos que inquietan tu alma y pídele que Él siempre sea el que hable y actúe por ti.

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